¿Qué sucedería si toda la experiencia de vida, de capacitación y ministración en sexualidad fuera resumida en principios esenciales sólo para usted? ¡cambiaría su vida y ministerio!
La ignorancia no es sinónimo de pureza y candidez, sino de malas desiciones y de consecuencias costosas para el resto de la vida. Cuando se imparte educación sexual más allá de la genitalidad, el resultado se traduce en familias más sanas y matrimonios más sólidos.
Si pone en práctica los principios establecidos por Dios para la administración de la sexualidad, usted tiene el resultado asegurado.